La unidad, concepto de máxima importancia del pensamiento político martiano, puede definirse como el logro de la confluencia de la diversidad de los componentes de la sociedad tras un objetivo común.
Las revoluciones se caracterizan por ser modificaciones profundas de las estructuras políticas, económicas y sociales, procesos radicales mediante los que se transforma la realidad...
Los ciudadanos de la república debían participar de forma activa, con plenos derechos y deberes, sujetos de la creación del país, con rechazo explícito a toda forma de autoritarismo en detrimento de la democracia.
Analizar el texto martiano conocido como «La futura esclavitud» debe tener como premisa el conocimiento de las ideas esenciales de Herbert Spencer, así como las apreciaciones de José Martí acerca del filósofo británico, publicadas con anterioridad y luego del artículo enunciado, que estudiaremos más adelante.
En muchas ocasiones aparece la referencia a una supuesta crónica de José Martí dedicada a Carlos Marx, e inclusive se le adjudican títulos como «A la muerte de Karl Marx», o «Karl Marx ha muerto», entre otros. Pero tal crónica no existe.
José Martí expresó el respeto a las ideas diferentes, lo que no implicaba silenciar sus criterios divergentes, notables en el caso de los anarquistas —también denominados ácratas, libertarios y socialistas revolucionarios.
José Martí apreciaba en aquellos intentos aspiraciones nobles que merecían respeto y reconocimiento, aunque no consideraba entre las soluciones la eliminación de la propiedad —«el dueño holgado toque a menos»—.