He traído a la ciudad lo más importante de aquello que viví durante una semana en las Lomas de Banao: la actitud calmada y contemplativa, la paz, la fantasía y la belleza.
Lo que se precisa y se ha demandado con claridad es un cambio transversal que abarque a todo el gremio. No hay ya tiempo que perder en la arquitectura cubana.
El panorama que dejó Ian a su paso es mucho más desalentador que el que encontró. Y lo peor es que a la temporada ciclónica todavía le quedan dos meses