Hace quince años empecé a escribir narrativa. No voy a decir que me acuerdo del día y la hora en la que comencé porque sería exagerar, pero por esas particulares relaciones internas entre sucesos pasados de nuestras vidas que todos manejamos, tengo claro que fue en septiembre.
Yo hice el servicio militar hace 25 años en el Combinado del Este, la prisión más grande de Cuba, llamado 34 y medio. Tengo cuentos para llorar, pero esos no son para hoy. Hoy, tocan tres anécdotas que atesoro con celo.