Encuentro de la Asamblea de Cineastas Cubanos, una alternativa cívica

Las actuales condiciones han hecho insostenible el diálogo entre una entidad social que refrenda la libertad de expresión y aquellos poderes políticos y funcionarios que ponen en ejercicio fórmulas y modos opuestos

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Estaba en marcha el mes de febrero cuando, por sus vías habituales de trabajo y comunicación, la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) anunció su próxima plenaria –la primera del año en curso— para el 9 de marzo.

Su Grupo de Representantes también informó acerca de la solicitud formal presentada a la presidencia del Icaic con fecha 8 de febrero, vía correo electrónico, de un espacio donde celebrarla, de preferencia la sala de cine 23 y 12 —sitio tradicional de las jornadas anteriores— o cualquier otra sala cinematográfica o lugar céntrico que facilitara el arribo de los participantes, venidos de muy diversos municipios de la capital, incluso esta vez, desde otras provincias. La comunicación detallaba, como en ocasiones anteriores, las características de la jornada —la participación online, por ejemplo, de quienes residan fuera o no puedan estar presentes— e invitaba a la dirección de la institución a participar.

Al no recibirse respuesta alguna, el 28 de febrero se entregó una carta en el despacho de la Presidencia a modo de recordatorio.

El Grupo de Representantes de la Asamblea y sus colaboradores más inmediatos ya había previsto otras variantes que posibilitaran desarrollar el encuentro. Una de ellas era la modalidad virtual —vale decir que no era la única— y ante el silencio de la institución tras las solicitudes presentadas se cursaron las pertinentes orientaciones para interconectarnos todos los interesados a partir de las 10.00 a.m. del hermoso sábado 9 de marzo. 

Eppur si muove … (Sin embargo, se mueve)

En la etapa previa a este encuentro la Asamblea había desarrollado dos acciones de sumo valor: la primera fue la votación de sus normas de existencia y funcionamiento. Se realizó de forma online y garantizando, como ya es habitual, la absoluta transparencia mediante el seguimiento en tiempo real del proceso. Se obtuvo la aprobación del cuerpo normativo por significativa mayoría.

La segunda fue la participación —de forma independiente— en el proceso de nominación al Premio Nacional de Cine 2024, una vez que se hubo librado la convocatoria. Esta vez, por supuesto, lo hizo a partir de sus características propias, es decir, que sus miembros propusieron cineastas cubanos de méritos indiscutibles sin reparar en cuál fuese su lugar actual de residencia. Emitieron su voto 122 integrantes que presentaron un total de 60 colegas de múltiples especialidades. En el chat se compartió la relación de todos los aspirantes y, a partir de ello, se eligió por mayoría simple al actor Luis Alberto García Novoa como propuesta de candidato por la Asamblea a tan importante distinción.

También se continuó avanzando en el área de las comunicaciones: el 5 de febrero se publicó el primer número del Boletín y el 6 de marzo el segundo. Para el día 15 se anuncia la presentación del número inicial de su revista, el magazine Alterna, el cual contará con un sitio web, además de sus respectivas redes sociales en las plataformas de Instagram, Facebook, X, LinkedIn y WhatsApp. Todo ello a partir del esfuerzo propio y sin que sus realizadores y colaboradores perciban remuneración ni apoyo financiero alguno.

Durante los meses que han transcurrido entre la plenaria anterior y la reciente edición el chat de la Asamblea se enriqueció con convocatorias y noticias de interés sobre el cine cubano —participación en festivales internacionales, nominación y logro de premios en dichos certámenes, etc.—. Mientras, el 20 de noviembre de 2023 se abrió un espacio en YouTube, llamado Lunes de Asamblea, en el cual se expresan ideas sobre el cine. Lo particular es que estas opiniones, preocupaciones se manifiestan mediante las formas del arte; son videos-ensayos o ensayos en modo video de una muy breve duración, estructurados a partir de imágenes de películas cubanas y contienen un discurso sobre tópicos diversos: el papel de los artistas, el vínculo cine-sociedad, la necesidad imprescindible de contar con espacios de exhibición. También aparecen entrevistas a realizadores que versan sobre el origen, alcance y desarrollo de la Asamblea. Intervienen diversos equipos profesionales formados por críticos, investigadores, editores y se trabaja colectivamente a distancia.

El reto: un pleno en entorno virtual

Reunión de la Asamblea de Cineastas
Reunión virtual de la Asamblea de Cineastas Cubanos / Cortesía de la autora

Diversos aspectos requerían ya la participación de todos los miembros de la Asamblea en su valoración conjunta. 

Entre ellos algunos proyectos en camino, cambios en las estructuras, nuevos grupos de trabajo, además de escuchar y debatir sobre cualquier otro tema.

A la hora fijada del sábado 9 de marzo se abrió a la participación colectiva el chat de la Asamblea a la par que se utilizaba un link de Meet, previamente compartido, que posibilitó vernos los unos a los otros. Sin dudas, un reto tecnológico que la excelente disposición y el entusiasmo de todos consiguió vencer.

Los colegas del Grupo de Representantes se repartieron eficazmente las tareas: mientras uno moderaba el encuentro, otro se encargaba de compartir por audios en el chat las intervenciones hechas vía Meet y otro se dedicaba a acotar, por escrito, a quienes correspondían estas. Asimismo, los mensajes escritos han quedado en el chat para su consulta y repaso posterior de quien lo desee o necesite, sobre todo para el servicio de aquellos que no se pudieron conectar a la hora acordada.  

La sesión comenzó con la intervención de Fernando Pérez, reconocido director cinematográfico y miembro del Grupo de Representantes, quien refirió los propósitos de este encuentro y dejó claras las razones por las cuales se hallaban compartiendo esta vez en un entorno virtual.

En suma, tras el encuentro entre los cineastas y los representantes del gobierno y el Partido que tuvo lugar en el Cine Chaplin el 23  de junio  de 2023 y a pesar de lo allí expresado por los representantes gubernamentales, la conducta invariable ha sido el desconocimiento de la existencia de la Asamblea al punto de no emitir ni siquiera un acuse de recibo a la documentación entregada por esta a dichos representantes, parte fundamental de la cual son los resultados pormenorizados de la labor de las primeras comisiones de trabajo creadas para estudiar y comenzar a proponer estrategias y soluciones a los problemas medulares del cine cubano.

La conducta invariable ha sido el desconocimiento de la existencia de la Asamblea al punto de no emitir ni siquiera un acuse de recibo a la documentación entregada.

A continuación, el resto de los compañeros del equipo de representantes tomaron ordenadamente la palabra. Fue dada a conocer la propuesta de agenda para este intercambio y se enfatizó en la necesidad de obtener devoluciones por parte de los participantes.

Tras repasar brevemente las acciones realizadas durante los últimos meses se trató la necesidad de proceder a la actualización de los reales miembros de la Asamblea desde la voluntad expresa de cada quien. Este es un paso imprescindible para llevar la labor de la Asamblea a un nivel superior.

Con tal fin se propuso activar la participación de la membresía a través del establecimiento de tres líneas fundamentales de labor dentro de las cuales se funcione en equipos para alcanzar los objetivos de cada una.

El primero de estos equipos tendrá por misión proponer los contenidos de la Ley de Cine, un documento imprescindible para el cine cubano que es, a la vez, una vieja añoranza de nuestros cineastas y un instrumento que rige y garantiza el desarrollo del cine, en tanto sistema, en varias naciones del orbe.

El segundo equipo trabajará en la línea de la producción cinematográfica. Este tópico incluye, además de otros, la atención al funcionamiento del Fondo de Fomento del Cine Cubano (FFCC), así como el estudio y trazado de estrategias para la exhibición de nuestras películas. Este último, un asunto esencial que comprende las salas cinematográficas —la mayoría de ellas perdidas durante las pasadas décadas— y exige ir mucho más allá, puesto que el cine es un arte en el cual se articulan lo nacional y lo transnacional; se trata de que nuestro cine pueda ser conocido y disfrutado por los públicos cubanos de cualquier latitud.

El tercer equipo tendrá a su cargo la proyección pública de los contenidos de la Asamblea. En esa línea se ubican por ahora Los Lunes de Asamblea, el Boletín de la ACC, la revista Alterna y la website de próxima aparición, que deberá generar nuevas maneras promover presencia pública. Dicha presencia alcanza una dimensión vital toda vez que el reconocimiento de la existencia y la labor de la Asamblea ha de conseguirse sobre la base de su accionar, de su adecuada generación de pensamiento en torno al sistema cine y de la concreción en acciones que beneficien al cine cubano y sus públicos.

Los Lunes de Asamblea, el Boletín de la ACC, la revista Alterna y la website de próxima aparición, deberán generar nuevas maneras promover presencia pública.

En este punto se hizo justa referencia al espacio de promoción cinematográfica del crítico y profesor Joel del Río, «Nuestro cine contra viento y marea», creado el pasado año, que realiza un recuento responsable y minucioso de la producción reciente, sus exhibiciones, recorridos internacionales y sirve como demostración de la enorme vitalidad de la creación fílmica cubana.

Con relación a la dinámica de los equipos de trabajo se precisó que estarían dotados de una independencia funcional que les permitiera la adecuada toma de decisiones y el más efectivo intercambio. Mientras, se perfila mejor una red creciente y óptimamente articulada que facilite la plena cooperación con una mentalidad acorde a los tiempos y las posibilidades de la tecnología.  

La Asamblea es un ejercicio cívico

Durante la jornada se repasaron hitos que hablan de un grado de mayor madurez de la Asamblea. De cómo la entidad ha sido capaz de dejar en el pasado preocupaciones y movimientos reactivos para colocarse en la vía de la proactividad y generar múltiples proyectos que contribuyen a ubicarla en un espacio de la realidad social.

Los participantes de la Asamblea concuerdan en que esta es, sobre todo, un ejercicio cívico donde vivencian un proceso de superación como seres humanos.

Hacia los momentos finales del inusual cónclave se dieron «los avances» de la convocatoria —que aparecerá en el primer número de la revista Alterna— para tomar parte en la película colectiva e inclusiva En nuestros ojos, un proyecto generado por el cineasta Kiki Álvarez que pretende, en sus propias palabras, «articular diversas historias personales y hacerlas convivir. La producción expresaría el pensamiento inclusivo de la Asamblea y el espíritu de mirarnos, escucharnos y compartir juntos nuestras emociones, tragedias, carencias, nuestras decisiones personales, nuestra necesidad de vivir y de hacer cine cubano».

Entre frases asertivas, agradecimientos, bromas y risas se dio por terminada la sesión tras dos horas de faena, con el compromiso del Grupo de Representantes de poner lo antes posible a disposición de todos la relatoría de la jornada y una propuesta de cronograma para el debate en el chat general de una serie de cuestiones que ameritan la consideración y el tratamiento puntual.

Unas notas mientras ruedan los créditos

El comportamiento gubernamental y partidista hacia la Asamblea de Cineastas Cubanos va mucho más allá de la existencia de esta asociación, nos remite a los conceptos oficiales sobre el asunto esencial del funcionamiento de la sociedad, en particular a las ideas existentes en torno a la sociedad civil, su lugar y función; un tema mal tratado y, en consecuencia, demonizado durante todas estas décadas, desde 1990, cuando comenzó a hablarse del término en la academia.

De modo coherente, este actuar evidencia la contradicción implícita en la letra de una de las regulaciones jurídicas vigentes: la Ley de Asociaciones, que data de 1975, un documento ampliamente superado por el conocimiento social y la realidad nacional e internacional, al punto de resultar un texto inoperante.

Lo expuesto aquí revela que las actuales condiciones han hecho insostenible el diálogo entre una entidad social que refrenda la libertad de expresión y la inclusión de los profesionales de determinada actividad —sin otro distingo que no sean la nacionalidad de origen y el sentimiento de cubanía—, y aquellos poderes políticos y funcionarios que, aun cuando sus documentos fundacionales estipulen que se deben a los creadores y la ciudadanía en general, ponen en ejercicio fórmulas y modos opuestos, ahondando en las heridas inútiles de una sociedad cada vez más fragmentada y dividida.

La Asamblea, como algunas otras asociaciones y grupos en la sociedad cubana, trabaja por sanar el cuerpo de la nación de cualquier corte insensato, siguiendo la prédica y práctica martianas. En sus fundamentos prefigura la Cuba indiscutible del mañana. Es, en tal sentido, un organismo adelantado. Sus miembros quieren y sueñan lo mismo: una sociedad sin odios ni segregaciones.

Quizás esta aspiración de totalidad explique su pujanza creadora. También —y por qué no— su inefable alegría.

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Esther Suárez Durán
Esther Suárez Durán
Socióloga y escritora

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