Un día de 1987 el grupo Nos-Y-Otros, del que formaba parte, recibió una llamada del DDT (donde colaborábamos con textos humorísticos), para decirnos que cierto cineasta del ICAIC se había interesado por los autores de un cuento llamado Usted es un hombre feliz.
Decidimos que lo mejor era ponernos enseguida a preparar un segundo corto, y que los extremistas de un lado y del otro hablaran entretanto cuanta mierda quisieran. Monte Rouge, el cuento, fue publicado en Cuba este año, en mi libro Sex Machine (Letras Cubanas, 2009). Y Nicanor está vivo, está en la calle.
¡Resulta tan fácil pasarse, ceder a la tentación de decir lo obvio! En este sentido, cada película de Lubitsch y Wilder puede servir como lección de sobriedad y sutileza.
Por diferentes razones, desde mi adolescencia los cubanos solíamos llevar al cine soviético bastante recio: el ritmo, el tema recurrente de la guerra, la falta de espectacularidad nos parecían defectos insalvables