Menos paroles, más importaciones de Estados Unidos, y más noticias

Negados más de 3000 casos de parole humanitario / Crecen un 10% las importaciones desde Estados Unidos / Récord de turistas rusos a Cuba

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Las puertas del parole cerradas para 3000 migrantes cubanos

La noticia es que más de 3000 casos de parole humanitario para viajar a Estados Unidos han sido negados a cubanos que esperaban algunos por un año, un récord de negativas para un solo día.

Varias personas han publicado en redes sociales su desconcierto, y aunque las autoridades aún no han dado una explicación clara, los expertos que siguen estos temas ofrecen dos posibilidades a este abrupto número de negaciones: un error en el sistema, o la implementación de algún requerimiento, desconocido aún, que de manera automática eliminó a una serie de casos.

No obstante, el servicio de inmigración de Estados Unidos, por sus siglas Uscis, informó en algunos casos que la razón fue que el patrocinador no cumple con los requisitos para respaldar la emigración del beneficiario. El sistema de parole humanitario tiene como condición que la persona que desea ir a Estados Unidos necesita de un patrocinador que se haga responsable.

La noticia ha caído como cubo de agua fría para varias personas que tenían esto como una esperanza. Ante la demora de años de los procesos de reunificación familiar, la imposibilidad de adquirir visas desde La Habana, y los elevados costos y riesgos de tomar una ruta irregular a través de Nicaragua, el parole humanitario implementado en enero de 2023 se había convertido en la principal vía para llegar a Estados Unidos.

De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional, hasta febrero de 2024 habían entrado a Estados Unidos más de 386 000 personas usando este sistema, de ellos, el 20 por ciento cubanos, por lo que estaríamos hablando aproximadamente de 77 200 casos.

Esto significa que un grupo de cubanos que tenían la partida a Estados Unidos como plan A, no podrán realizarlo por esta vía legal y segura.

El 28 de marzo, el Ministerio del Interior cubano informó que «en lo que va de año han sido devueltos al país 340 personas en 26 operaciones de retorno desde varios países de la región». Esto también significa que las rutas irregulares de migración, además del riesgo de la trayectoria, presuponen la posibilidad de una deportación. Las posibilidades se acortan cada vez más para los cubanos.

La estrategia de la Casa Blanca para mediar en el complejo fenómeno de la migración tiene varias incongruencias. Para frenar los flujos migratorios provenientes de Centroamérica, Estados Unidos ha llevado a cabo un grupo de acciones encaminadas a desarrollar la empresa local privada en los países de la región con el objetivo de generar empleos y mejores condiciones de vida para los nacionales, y por tanto, los desestimule a emigrar. Sin embargo, con Cuba ha ocurrido lo contrario, se mantienen las medidas coercitivas sobre la economía y se restringe cualquier ayuda al sector privado.

Por otro lado, a la incertidumbre de los miles que aspiran a emigrar como una forma de acercarse a sus familias y/o de escapar de la franca crisis que afecta la vida de los cubanos en todos los órdenes, se suma la posible victoria de Donald Trump, que si valoramos su primera temporada en la Casa Blanca, podemos afirmar que la hostilidad hacia Cuba estará garantizada.  

Nuestra opinión es que el potencial migratorio cubano continúa creciendo y las condiciones para que la aspiración de progreso sea en el exterior se mantienen, con salvadas excepciones de algunos grupos demográficos que se han beneficiado por las oportunidades ofrecidas en torno al emprendimiento privado. Las causas de la migración son diversas, no obstante, están fuertemente marcadas por la crisis económica que vive la Isla.

Por tanto, también opinamos que, en caso de que la situación mejore y se abran oportunidades de sostenibilidad económica para los cubanos, no solo se aminorarían los flujos migratorios, sino que podríamos ver a algunos de los que partieron —y han tenido que abandonar sus familias y sus carreras profesionales— regresar a su país natal.

El parole humanitario, combinado con la aún vigente Ley de Ajuste cubano son un incentivo a la emigración, pero también un privilegio que ha sacado de la pobreza a miles de cubanos, y ha alimentado una red de envío de remesas que alivia la dureza de la vida en Cuba, cada vez más austera y cara.

Cómo integrar a todos esos emigrados de manera efectiva a su país de origen, y crear condiciones para su regreso en caso de desearlo, son tareas pendientes que hasta ahora viven más en discursos del gobierno cubano que en la realidad concreta.

Por otro lado, al gobierno norteamericano se le hace cada vez más evidente la contradicción de decir «ayudar al pueblo cubano» intentando bloquear las posibilidades de desarrollo autóctono, y mientras, se ve imposibilitado de acoger a quienes escapan de esa dura realidad que tanto utilizan para desacreditar al sistema político cubano.

Aumento de exportaciones de Estados Unidos a Cuba: ¿con dinero de quién?

paquete pollo importado desde Estados Unidos a Cuba
Foto: @Mariayala92

La noticia es que las importaciones de Estados Unidos a Cuba crecen, tanto en alimentos como en automóviles, aunque ahora el único importador no es el Estado cubano, y las mercancías se están moviendo con mayor facilidad según sea el comprador: el gobierno o los importadores privados.

De acuerdo con el sitio web que monitorea este tema, Cuba Trade, las exportaciones de comida y materia prima agrícola de Estados Unidos a Cuba creció un 10 por ciento con respecto al año anterior. En febrero del año pasado la cifra indicaba exportaciones de productos por un valor de 24 592 601 dólares, mientras que en febrero de este año fue de 27 204 788 USD. Cuánto de esto es importado por el gobierno y cuánto por el sector privado se desconoce, son las cifras totales de exportaciones de Estados Unidos a Cuba.

En la lista de alimentos que importa Cuba llama la atención el azúcar de caña. La Isla ha importado de Estados Unidos un valor de más de 800 mil dólares de azúcar en el mes de febrero.

Pero no solo alimentos. Según el recorrido en bucle de un barco llamado Linda D se ha conocido del frecuente envío de automóviles provenientes de Estados Unidos. Cuba Trade lo confirma y señala que se han exportado nuevos vehículos por un valor de casi 5 millones de dólares.

La diferencia es que estas importaciones de Estados Unidos a Cuba son autorizadas por una licencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos para privados, y se reportan al menos 20 viajes entre ambas costas en las últimas semanas.

Mientras tanto, informes de prensa, observatorios de buques mercantes, así como el gobierno cubano han confirmado que varios barcos tienen que esperar en las costas cercanas a la Isla cuando no se ha efectuado el pago de la mercancía que transportan. La Habana culpa las limitaciones financieras de las medidas unilaterales coercitivas, así como los excesivos costos que implican las importaciones que realiza Cuba.

Esto significa que los automóviles que se importan desde Estados Unidos se financian con fondos privados, mientras otros barcos que traen granos procedentes de Argentina, o alimentos de Estados Unidos son comprados por el gobierno cubano que tiene serias limitaciones financieras.

Si bien los privados pagan —probablemente— en las mismas condiciones que el Estado cubano, por adelantado y a través de operaciones financieras, al no ser empresas estatales cubanas tienen mucha menos observancia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, y están más lejos del acoso a todo movimiento de dinero que realiza el Estado cubano.

En adición, muchos privados han establecido mecanismos con las empresas remesadoras para recircular el dinero de las remesas en Estados Unidos para el pago a los proveedores y así evadir la persecución financiera.

También significa que los privados están siendo capaces de importar productos por un valor mucho más alto, lo cual es visible en las calles de La Habana, en las que se ven cada vez más automóviles nuevos y hasta lujosos.  

Por el momento, de acuerdo a las leyes locales, la importación de vehículos es posible pagando un altísimo impuesto si se hace como persona natural, y se nacionalizan con chapa de propiedad particular (privada), mientras que muchos de los automóviles de reciente adquisición circulan con chapa W, propiedad de mipymes, que pueden ser importados con un impuesto muy inferior.

A menudo estas informaciones son aprovechadas por quienes niegan el impacto de las «sanciones» en la economía cubana afirmando que el bloqueo/embargo no existe. No obstante, las exportaciones de Estados Unidos a Cuba están estrictamente reguladas, necesitan licencias determinadas por el Departamento del Tesoro y no pueden violar la Ley Torricelli de 1992, ni la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Fomento de las Exportaciones del año 2000.

Asimismo, esta noticia demuestra el potencial desaprovechado de comercio entre Cuba y Estados Unidos, con actores estatales y privados con necesidades y capacidad de comprar mercancías en la nación norteña.

Nuestra opinión es que la apertura del sector privado en la Isla es una oportunidad para encontrar atajos a la observancia estadounidense sobre las operaciones comerciales o financieras de Cuba, ya que al no ser Cuba como Estado quien comercia, tienen más facilidades para baipasear este régimen de «sanciones» que deja tan pocas brechas.

Sin embargo, su empoderamiento y facilidades para el comercio internacional ponen al descubierto lo difícil que es para el Estado cubano realizar operaciones similares, lo cual fertiliza la pregunta de por qué no se autorizó antes, ya que multiplica los actores que pueden hacer un comercio que ponga productos a disposición de los cubanos que puedan costearlos.

También opinamos que ante la realidad de tener más puertas abiertas para el comercio con Estados Unidos y otros países —y la regulación estricta en un sentido, pero laxa para la otra cara de la moneda empresarial cubana—, podría ofrecer ventajas insuperables a un sector privado que suele tener como prioridad la supervivencia de su negocio, y la reproducción de su capital, sin la obligación directa de contribuir con grupos que sufren más las palpables desigualdades en la Isla.

El aumento de la importación es una noticia positiva si estos productos e insumos se incorporan a cadenas de valor que permiten desarrollar el mercado nacional e incluso exportar. Es negativa si la importación responde a la carencia de mercancías que podrían ser producibles en el país —como es el azúcar.

Las políticas cubanas han sido hasta ahora profundamente ineficientes a la hora de integrar los diversos sectores económicos que conviven en la Isla y aprovechar la importación como una oportunidad para producir más. 

En un contexto así, de creciente inflación, de una fuga absoluta de las divisas fuera de las instituciones del Estado, sumado a un creciente grupo de pequeñas empresas que necesitan una moneda dura que solo pueden conseguir en el mercado informal, los barrios se llenan con pequeños establecimientos abarrotados de productos inalcanzables para las grandes mayorías.

Por otro lado, el Estado cubano compite con el sector privado con obstáculos adicionales que le ponen desde la Casa Blanca, entre otras cosas, para importar los productos que todavía subsidia en la canasta familiar normada y permiten aliviar —solo un poco— la inseguridad alimentaria de las familias cubanas.

Récord de turistas rusos en Cuba: Nazdarovie!

Turismo ruso, a Cuba
Turismo ruso, imagen de referencia / Foto: Archivo Mesa Redonda

La noticia es que el turismo ruso ha tenido un aumento récord en Cuba en lo que va de año, según la prensa local, que compara las cifras entre enero y febrero del año pasado y este. Si en el 2023 fueron 32 224 visitantes rusos, en el mismo periodo de este año fueron casi 67 mil personas.

La consejera de Turismo de la Embajada de la Isla en la capital rusa, Cristina León, afirmó que Cuba está lista para recibir al menos 200 mil huéspedes rusos en 2024.

En los últimos meses, la frecuencia de vuelos entre ambos países ha aumentado y se puso en práctica exitosamente el uso de las tarjetas rusas MIR, según informó el Banco Nacional de Cuba.

De acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, Rusia es el segundo país emisor de turistas a Cuba, después de Canadá, en un contexto en el que el turismo europeo se ha visto muy afectado debido a la suspensión del ESTA —mecanismo que exime pedir visas de entrada a Estados Unidos a ciudadanos o residentes de varias naciones de la Unión Europea— para aquellos que viajen a un país que esté en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo.

Tras un sinnúmero de visitas bilaterales, y acuerdos firmados, el plan que parece más cercano a cumplirse es el de crear condiciones para que vengan a la Isla los turistas rusos que han visto Europa cerrarse en un contexto de confrontación con Occidente debido a la guerra con Ucrania.

Cuba intentará recibir este año a 3.2 millones de visitantes extranjeros de todas las nacionalidades —unos 800 000 más que el pasado año—, luego del bajón provocado por la pandemia de coronavirus y en medio de la severa crisis económica que atraviesa.

Esta noticia significa que a pesar de la lejanía geográfica, Cuba es un destino competitivo dentro del mercado turístico ruso. Las relaciones que mantuvieron ambos territorios durante la era soviética, y que el sentimiento antirruso sea casi nulo aquí, pueden ser razones que atraigan a tantos rusos a hacer el largo viaje de 10 horas sobre un avión, para tostarse al sol de una playa y/o conocer el patrimonio y la cultura de la Isla.

Es también una forma de ocupar un vacío dejado por los turistas europeos que viajan menos a Cuba por la necesidad de luego tener que pedir visa para ir a Estados Unidos, en caso de que lo desearan.

Nuestra opinión es que es una buena noticia para una «locomotora» que ha sido tan inestable, defectuosa, y sobre todo, desconectada del resto de los vagones. Un aumento de los visitantes podría ayudar a aumentar los ingresos de las deprimidas arcas nacionales, y ofrecer empleo a la red de trabajos privados y/o informales que rodean a la llamada industria sin chimeneas.  

No obstante, el turismo cubano está muy lejos de recuperarse a los índices prepandémicos. Depender exclusivamente de este renglón, lo cual puede interpretarse de la desproporcionada inversión en el sector inmobiliario turístico, es una apuesta que ha demostrado ser insegura y costosa, en un país cuya capital está llena de hoteles, en su mayoría con bajísimos niveles de ocupación.

Cuba tiene el desafío de depender menos de un sector que tiene un costo medioambiental, y que está concentrado en zonas urbanas o polos turísticos sin que los beneficios del visitante extranjero lleguen a zonas vulnerables y preteridas por las modestas estrategias de desarrollo.

Asimismo, actualmente la Isla debe importar la mayoría de los alimentos y bebidas que expende al turista. Un modelo sostenible —y más en las condiciones de asedio de una potencia extranjera en la que debe operar la industria turística cubana— es aquel en el cual menos turistas dejen más dinero, no solo en los hoteles, sino con la compra de otros productos y servicios nacionales de calidad.

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