Todos son chinos

Woo Young Woo es una abogada con un trastorno del espectro autista, el síndrome de Asperger; de hecho, según se recalca en la serie, se trata de la primera abogada autista en Corea

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Hace unos años una periodista china me dijo que ellos eran capaces de notar cuando un asiático no era compatriota suyo, sino coreano o japonés.

Le creo. Los que no podemos somos nosotros. Y, admitámoslo, más allá de Bruce Lee, nos resulta igualmente difícil recordar los nombres de asiáticos célebres. (El propio Bruce se llamaba originalmente Lee Jun-fan; si no lo hubiera cambiado, lo rotularíamos como Lee a secas, de la misma manera que la mayoría de la gente llama Arnold a Schwarzenegger que ni siquiera es asiático, sino austriaco).

En particular, el cine coreano (de Corea del Sur, por supuesto) lleva un tiempo sorprendiendo a Occidente. Los universos de Kim Ki-Duk y Chan-Wook Park empezaron a imponerse en festivales y ganar seguidores con el nacimiento del milenio, y títulos como Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera (2003) y Hierro 3 (2004) del primero o la Trilogía de la venganza (2002 – 2005) y La doncella (2016) del segundo han devenido títulos de culto. Más recientemente, Parásitos (Bong Joon-ho, 2019) y la serie El juego del calamar (Hwang Dong-hyuk, 2021), streaming mediante, han llegado al gran público y generado fabulosas expectativas. ¿Quién no espera Mickey 17 o la segunda temporada del juego?

Lo que más impresiona de la cinematografía de la antigua Joseon es su carácter todoterreno. Desde ciencia ficción, catastrofismo o terror hasta comedias o historias románticas, todo —o casi todo que, como dijera Silvio, no es lo mismo pero es igual— les sale bien, algo particularmente llamativo proviniendo de un país pequeño (de menor extensión que Cuba) y sin especial tradición cinematográfica. Pero no voy a seguir por ahí, pues la idea es referirme a una serie que acabo de ver y recomiendo: Woo, una abogada extraordinaria (Yoo In-shik, 2022).

Hay una delgada línea entre las telenovelas cortadas por el patrón del gusto masivo, sean brasileñas, mexicanas, turcas o coreanas, y las series y películas que pretenden desplegar cierto vuelo artístico. Es una línea a menudo difusa, toda vez que algunas de las primeras resultan cada vez más elaboradas, y en no pocas ocasiones las segundas recurren deliberadamente al kitsch y el pastiche. En la serie a que me refiero, una de las cartas de triunfo indiscutibles es la interpretación de la actriz principal, Park Eun-bin (ya sé, parece que todos los coreanos se llaman Park, se trata de uno de los apellidos más comunes).

Woo Young Woo es una abogada con un trastorno del espectro autista, el síndrome de Asperger; de hecho, según se recalca en la serie, se trata de la primera abogada autista en Corea. El concepto mismo no está muy lejano del que respalda a personajes como el detective Monk de Tony Shalhoub y el doctor House de Hugh Laurie, e incluso el Colombo de Peter Falk; esto es, individuos con obsesiones y manías, de trato difícil pero con excepcional capacidad analítica, que aflora en súbitos ramalazos cuando un detonante pone todas las cosas en su sitio.

Woo ha sido criada por su padre, que también estudiaba Derecho pero debió dejar la carrera para ocuparse de la niña; le fascinan las ballenas y otros mamíferos marinos, cree que el tema le interesa a todo el mundo y lo saca a colación a la primera oportunidad; no entiende las emociones, explica su nombre de una parrafada, aborrece los sonidos estruendosos… pero desde pequeña se sabe de memoria todas las leyes y todos sus artículos, y resuelve los casos más enrevesados echando mano de una lógica imbatible.

A Woo se le hace difícil conseguir trabajo en primer lugar, y luego ganarse la confianza de sus colegas y su jefe cuando al fin la firma Hanbada le da una oportunidad. Dada su condición, no filtra sus pensamientos antes de verbalizarlos, de manera que quienes le rodean se sienten desconcertados y a veces ofendidos; en particular, los clientes desconfían de tan inusual letrada y preguntan si no podrían asignar su caso a otro de comportamiento más ortodoxo. Como es natural, se hace de algún enemigo dentro del bufete, y no siempre acierta a la primera. Como es más natural todavía, hay un chico que se interesa en ella y, a las complicaciones de los casos, Woo debe añadir entonces el misterio insoluble del amor, laralalalá…

Los personajes secundarios son por lo general sólidos, con matices, a menudo divertidos y siempre vulnerables, aunque esto último no se note a la primera. Cuando Woo divaga, y sobre todo cuando encuentra la solución legal al caso que la ocupa, aparecen ballenas, delfines o narvales, con frecuencia volando entre los edificios en complicidad con la única persona que las ve. Sin embargo, el principal atractivo de la serie no son los secundarios o las CGI, sino el que emana de la propia Park Eun-bin, una actriz menuda y encantadora que se convierte en Woo con pasmosa autenticidad. Su expresión corporal, las rutinas que incorpora, las inflexiones de su voz, su interacción con los demás, revelan un profundo (y respetuoso) estudio de las características de las personas afectadas por el trastorno que el personaje padece, y la meticulosa construcción, a partir de ahí, de un individuo concreto y no de un estereotipo.

Inmersa en las lides del oficio desde los seis años, Park Eun-bin es una de las actrices más cabales que he visto en mucho tiempo. Se ha anunciado una segunda temporada de Woo para este año; entretanto, pueden apreciar su desempeño en otros roles, como el que asume en El afecto del rey (2021), radicalmente diferente al de su adorable letrada.

Tras la aparente ligereza de la historia, Woo, una abogada extraordinaria nos habla del respeto a la diferencia, de las secuelas del bullying escolar (su mejor amiga, un personaje estupendo, había sido una condiscípula que la protegió contra el acoso y las bromas crueles de los demás), y coloca las cosas en perspectiva en ámbitos tan delicados como el abandono materno: por razones de clase social, es la madre de Woo quien se desentiende de ella para seguir el camino trazado por la familia, así que el padre deberá ocuparse solo de una niña tan peculiar. A través de los casos encomendados a Woo y sus colegas, nos asomamos a una sociedad compleja, rebosante de claroscuros, y comprobamos cómo la ley debe, o debería, ser un instrumento para proteger al ciudadano y no para machacarlo a guisa de chivo expiatorio.

Y, por si fuera poco, queda claro que no todos son chinos.

2 COMENTARIOS

  1. La serie Woo, una abogada extraordinaria está llena de detalles exquisitos y giros dramáticos sorprendentes, la actriz protagónica delicadamente hermosa convence en su personaje orgánico dentro de su autismo y totalmente enamorada de las ballenas. Muchas gracias profesor por la coordenadas cinematográficas que siempre nos brinda desde esta columna en LJC.

  2. Muy buena la serie,estoy esperando la segunda temporada;pero hay un película que me gustó mucho,The Wind Blows,es un hombre joven que enferma de alzheimer.Corea sorprende realmente.

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Eduardo Del LLano
Eduardo Del LLano
Escritor, guionista y director de cine cubano

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